Luisa Gómez
El otro día escuché a una amiga decir que había dejado de escuchar un podcast porque la host ya se estaba repitiendo a sí misma. Ese podcast se parece al nuestro en que habla de búsquedas y caminos interiores. A nosotras, en los dos años que llevamos, también nos ha pasado que volvemos ciertos temas: abrazar las circunstancias que tenemos al frente, esforzarnos por cuidar y cultivar relaciones con las personas que nos rodean, dejarnos amar para tener el valor de ser nosotros mismos. Seguro nosotras también nos repetimos a nosotras mismas. Pero quiero pensar que de todos modos estamos avanzando un poquito en traer a la luz pequeñas porciones de sabiduría sobre cómo vivir vidas con más sentido.
Tengo una imagen grabada de puro post de psicología de Instagram que decía que en la vida el crecimiento es en espiral: volvemos al mismo punto pero un poquito más adelante. O no. En las búsquedas interiores (eso es De Dos en Dos: unabuena parte de nuestra búsqueda interior que sacamos al aire) también hay túneles sin salida o movimientos en círculos. No avanzamos. Y he observado que esto me pasa cuando me enfoco demasiado en mí misma, me encierro en mis preocupaciones, reflexiones e intereses, y me desconecto del otro. O, en el podcast, cuando estoy demasiado enfrascada en encontrar mis propias respuestas. Otra imagen que se me viene a la mente: si cojo un lapicero y hago círculos concéntricos sin parar en una hoja de papel, termino rompiéndola. Esto lo sé hace tiempo: Si pongo mi mirada demasiado en mi misma termino dañándome más que encontrándome. Está bien perseguir mi sanación, mi crecimiento, mi libertad, mi tranquilidad, pero cuando doy demasiadas vueltas sobre mi misma, se me rompe el papel.
Entonces, ¿cómo hago para seguir buscando más allá de mi misma y no quedarme dando vueltas en círculo? Esta respuesta todavía no la tengo, pero sí conozco el camino: los demás. Cuando estoy abrumada de mi misma, me salgo, me pongo a servir y a ocuparme del del lado. Y se me quita.
En este momento de mi vida estoy justo tratando de dar ese paso: de vivir dando círculos a mi alrededor, a vivir con la mirada puesta en el otro, y dejando que mi búsqueda y mi crecimiento sean desde ahí. Ahora quiero gastar mi energía mental y vital en ver la belleza de los demás, dejar espacios libres en mi vida para mis seres queridos, cuidarlos, quererlos y aceptarlos tal como son. Pasar de vivir únicamente en función de mi misma, a vivir en función de mis comunidades. Mi mente ya lo está entendiendo, pero todavía me falta ese tipo de aprendizaje que solo queda impregnado en uno cuando se experimenta de manera muy viva. Y para eso hay que practicar: servicio, mirada amorosa y compasiva, escucha real. Suena tan obvio, no estoy diciendo nada nuevo, y aun así, me sigo encerrando en mi misma con tanta facilidad.
Parte de este cambio ha partido por darme cuenta de que soy mucho más individualista de lo que pensaba. Y que en mi ser independiente hay un egoísmo que me ha agarrado por detrás para no dejarme caminar hacia otros. También es por no haber entendido con cada célula de mi cuerpo que los demás son una extensión se mí misma, o como decía Andre, que vienen de y contienen el mismo soplo Divino que yo. Todavía no he interiorizado lo suficiente que los seres humanos somos hermanos (¡ni siquiera lo he dimensionado con mis propias hermanas de sangre!) y que la felicidad del otro es mi felicidad. Tal vez por todo esto he vuelto tanto últimamente al primer mandamiento: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a mí misma.
Tal vez este cambio que estoy intentando hacer me tome toda una vida. Pero por ahora, quiero pensar en los siguientes pasos (acciones, actitudes, miradas, etc.) que me permitan seguir buscando fuera de mi misma, en el encuentro con el otro. De pronto así mis círculos concéntricos se conviertan en espirales cada vez más largas, para poder seguir avanzando en mi camino interior, y para no aburrir a nuestras tres amigas y una hermana que oyen el podcast con los mismos temas de siempre.
Recomendaciones
Si no lo han hecho todavía, escuchen el episodio con Andre en el que nos cuenta sobre su mirada hacia el otro, y la libertad que surge de ahí.
Decálogo de la serenidad del Papa Juan XXIII
1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente al día, sin querer resolver los problemas de mi vida todos de una vez.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé criticar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9.- Sólo por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena Providencia de Dios se ocupa de mí, como si nadie más existiera en el mundo.
Y les dejamos este TED sobre cómo es mirarse en el “espejo real” para poder ser nosotros mismos.